Me fui una mañana de invierno, a las siete desde Retiro, en un bondi con destino a Berisso. Costó, pero llegué a la rotonda número algo. Hacía tanto frío. Muy lindo y pintoresco el paseo, pero no sé si daba para dejar que me hablen más de tres horas sobre la historia del sifón y de la soda. Eso sí, suerte de periodista: me traje un sifón en miniatura y un pin del Club Oficial del Sifón Argentino.
Salió impresa y la publicaron online. ¿Quieren leer?
martes, 16 de febrero de 2010
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